miércoles, 3 de noviembre de 2010

CANTARON EN CHILE UN DÍA


Un comentario escuchado casualmente hace pocos días en la platea del Teatro Nescafé, entre dos asistentes a una de las exitosas transmisiones en directo en HD desde el MET de Nueva York: “Cuando estuve en ese teatro vi cosas estupendas, lástima que en una función canceló Renée Fleming”, comentaba un veterano espectador; “Claro, pero seguro que la reemplazó otra cantante estupenda, una de esas que nunca va a venir a Chile”, le respondió su acompañante con
mucha certeza, el mismo que poco después aseguraba que Juan Diego Flórez era mexicano…

Una suerte de pasatiempo de algunos operáticos locales es quejarse cada cierto tiempo de que acá no vienen cantantes de primera línea, o si nos visita alguna estrella, es o bien al comienzo de
su carrera y no es conocido(a), o cuando ya está en las postrimerías de su trayectoria. Es verdad que aún no hemos tenido entre nosotros a figuras imprescindibles como Cecilia Bartoli, Bryn Terfel o René Pape, por nombrar a tres de las “superstars” de la lírica actual, pero de todos modos sería tremendamente injusto quejarnos: sólo por recordar las últimas tres décadas, ya sea para recitales y conciertos o en representaciones de ópera, han venido a Chile nombres como Renata Scotto, June Anderson, Luciana Serra, Kiri Te Kanawa, Barbara Hendricks, Sumi Jo, Hildegard Behrens, Stefania Bonfadelli, Jaime Aragall, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Rolando Villazón, Chris Merritt, Lucia Valentini Terrani, Fiorenza Cossotto, Agnes Baltsa, Luciana D’Intino, Renato Bruson, Leo Nucci, Dwayne Croft, Hakan Hagegard, Franz Grundheber, Roberto Frontali, Alessandro Corbelli, Jose Van Dam, Kurt Moll, Matti Salminen, Paolo Montarsolo, Roberto Scandiuzzi, John Tomlinson, Paata Burchuladze, Paul Plishka, entre otros.

No se puede negar que la lista es impresionante, y sin ir más lejos aunque pocos espectadores lo deben haber recordado o pensado, precisamente en la ópera transmitida ese día desde el MET, Boris Godunov, tres de los cantantes rusos del elenco -Vladimir Ognovenko, Nikolai Gassiev y Gennadi Bezzubenkov- habían estado en Chile hace 12 años como parte de la memorable visita del Kirov presentando ese mismo título y Kovanshchina. Y en el título que a mediados de noviembre continuará con la temporada, Don Pasquale, dos de los cuatro protagonistas, John del Carlo y Matthew Polenzani, han cantado en Chile. Además, estos días marcaban el debut en el afamado teatro neoyorquino de nuestro muy conocido director Roberto Rizzi Brignoli, con la clásica producción de Zeffirelli de la Bohème pucciniana, incluyendo como Marcello al barítono Fabio Capitanucci, quien hace dos años fuera un sólido Conde en Las bodas de Fígaro del Municipal de Santiago.

En estos días, tras 66 años, la ópera Thaïs está volviendo a ser representada en Chile; y claro, muchos operáticos habrían querido que para cantarla hubiera venido la hoy casi inalcanzable Renée Fleming (y pensar que alguna vez participó en el Concurso Luis Sigall de Viña del Mar… ¡y no ganó!), prácticamente la intérprete oficial del personaje en los principales escenarios mundiales. Pero de todos modos sería injusto que nos quejemos, porque contamos con la soprano estadounidense Elizabeth Futral, quien tras su recordada Lucia de Lammermoor de hace cinco años, está desarrollando una labor espléndida en el rol de la redimida cortesana, en especial en lo actoral; y conste que no se trata de una desconocida, no por nada lleva años cantando en los mejores teatros internacionales e incluso ha participado en importantes y comentados estrenos mundiales, como Un tranvía llamado deseo de Previn, en la Opera de San Francisco y junto a la mismísima Fleming, y en El primer emperador, de Tan Dun, junto a Plácido Domingo.

También en las semanas pasadas, tras el muy ovacionado recital de Juan Diego Flórez (¿el concierto más sobrevalorado del año por la crítica local? quizás…), indudablemente la mayor estrella lírica a nivel planetario que ha cantado en Chile en el último tiempo, se dijo y escribió en distintos lados, al igual que en el resto del mundo, que era el mejor tenor rossiniano de todos los tiempos, o al menos desde que existen registros discográficos. Sobre gustos no hay nada escrito, indudablemente quienes piensen eso están en su legítimo derecho de considerarlo así, y hasta podríamos perfectamente aceptar que es en verdad el mejor rossiniano del momento. Pero dejar en segundo plano de manera tan tajante al gran Rockwell Blake (en la foto que acompaña este texto), como si nunca hubiera existido, es por decir lo menos injusto; en lo que todos estaremos de acuerdo es en que el timbre del tenor peruano es mucho más atractivo que el del estadounidense, pero al margen de eso, por estilo, uso del fiato y las notas agudas, y en especial por su deslumbrante coloratura, Blake aún no ha sido superado. ¡Y estuvo en Chile, cantando en su mejor época, no una, sino cinco veces! Fue un verdadero lujo, un privilegio, no olvidemos eso, así como tampoco que, esto ya es una opinión personal, la más inolvidable versión interpretada en vivo en el Municipal de Santiago del aria “Ah! mes amis”, de La hija del regimiento, no estuvo a cargo de Flórez, ni de Alfredo Kraus o Bruce Sledge (por nombrar a los tres tenores que cantaron este fragmento entre nosotros en los últimos 20 años), sino de Blake, quien incluso agregaba pirotecnia al contundente despliegue de do agudos que exige.

Todos sabemos que en el ambiente lírico es muy fácil criticar, cuestionar y creerse dueños de la verdad, por lo que ninguna de las opiniones que expresamos acá es absoluta y definitiva, por muy tajante que parezca… pero sí está claro que a menudo nos encontramos con estas personas que critican a todo el mundo, que en relación a algunos de los nombres más famosos dicen que “nunca van a venir a Chile”, y sin embargo luego haciendo memoria, nos damos cuenta que hemos tenido mucha suerte en cuanto a las visitas de renombre que hemos recibido.

Y lo que deberíamos tener aún más presente, es que no sólo hemos sido afortunados por los cantantes extranjeros que hemos podido oír, sino además por las valiosas nuevas generaciones de intérpretes que han ido surgiendo en nuestro país. Muchos de ellos incluso con notorias posibilidades de abrirse camino más allá de nuestras fronteras, como volvió a quedar claro en la concurrida y aplaudida función del Don Pasquale de Donizetti con la que el pasado 18 de octubre se inició el Segundo Festival de Ópera. Basta con pensar en el notable y divertido desempeño de Ricardo Seguel en el rol titular. Y que conste, no lo decimos nosotros, sino críticos como Mario Córdova en su crítica del espectáculo para Las Ultimas Noticias: “Lo sentimos ascendiendo a la excelencia absoluta, tocando un techo que obligadamente lo tiene que dejar trascender a ámbitos superiores. Si para muchos cantantes hoy célebres en la arena mundial ha habido momentos claves, para Ricardo Seguel este Don Pasquale tendrá que serlo”. Quienes en menor o mayor medida estamos involucrados con este proyecto, no podemos estar más orgullosos. Ojalá nunca dejemos de recordar que entre nosotros han cantado intérpretes de primera línea, tanto nacionales como extranjeros. A veces la mala memoria nos juega malas pasadas…

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